Cuando las máquinas de la fábrica paran para la inspección,
me acuerdo de mi escuela. Era pequeña con una estufa para calentarnos en invierno
y las ventanas abiertas en verano.
Los estudiantes compartíamos
maestro, libro y pupitre. Nos faltaba material pero nos sobraban ganas por
aprender. Recuerdo aquella inspección. Esos señores dijeron que no cumplíamos las
normas.
Cerraron la escuela pero no pudieron quitarnos las ganas de
aprender. Por eso conseguimos entre todos una escuela grande, calentita, con muchos libros, maestros y
niños con la misma ganas.
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