“UNA CASA SIN LIBROS ES UNA CASA SIN DIGNIDAD”. Edmondo de Amicis

miércoles, 20 de noviembre de 2013

De cómo empecé a contar historias…por Raúl De la Cruz

SILENCIO. Sólo existe un tipo de silencio aunque desde la subjetividad pueda parecer que exista más de uno.

El silencio impuesto; es odioso y antinatural. Esa represión ejercida contra las palabras que nadan en la cabeza queriendo volar libremente en el aire es un auto-castigo ilícito.

El silencio elegido: es hermoso y placentero. Es una armonía y entendimiento con el entorno.

PALABRAS. Existen un montón de palabras que  interpretadas y producidas bajo un estado de ánimo puede alterar su significado.

No me gusta la utilización de las palabras en ciertos contextos; no me gustan las palabras guerreras que luchan por el poder. No me gustan las dulces palabras para conseguir un fin en beneficio propio. No me gustan las palabras agresivas que golpean e hieren.

Me gustan las palabras sinceras que nacen de la inocencia, las palabras que crean ambientes cálidos, las palabras al desnudo.

También me gustan los silencios y las palabras mezcladas. Me gustan los silencios que se instalan entre palabra y palabra. Me gusta el conjunto que ambos  crean dentro de una narración llevándote a sitios inesperados, seguros y placenteros.

 Y es por todo esto, que hace tiempo decidí contar historias.

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